jueves, 21 de enero de 2016

Recuento...

31 de octubre de 2015, 12:50pm

El encierro compartido con mi primo, de mala gana, que terminaba siempre en cuadrilátero por exceso de cercanía. El chupón en la oreja, la grabadora, el cassette de Michael Jackson; Depeche llevándome a bailar en mi mente, lejos de la crítica.

La T.V. de la estancia, las tardes y la bobería de los presentadores que le hablan a los niños como si fueran idiotas.

El cuchillo sobre la pierna, las caminatas desde temprano, saltar el arroyo, el olor de la tierra reseca y la hojarasca, las gorditas de comal de mi abuela en el desayuno; al rededor los cerros, las vacas, el calor insoportable al despertar en la carpa.

Las clases interminables pensando en cualquier cosa que no dijera la maestra, los compañeros viéndome con desconfianza y yo a ellos, para volver a casa a viajar entre mundos donde las leyes no existen, ni las de los hombres, ni las de dios, ni las de la física.

El cabello que crece en exceso, la cachucha y la camisa de franela, la mochila que cuelga de un sólo hombro. El piano aburridísimo de Hannon que no suena a nada y cuyas notas son líneas rectas. No significan nada.

El cigarrillo, el humo que quema la garganta, la tos y los mareos hasta acostumbrarse, la azotea cómplice

La mudanza, la casa nueva, el viernes que no voy a casa de la abuela, el aislamiento, los nuevos amigos que me miran igual que los viejos. La mujeres en la habitación, el pánico en la lengua, los maestros que no saben nada, la guitarra muro, la guitarra cueva, la guitarra espada, el tabaco escudo.

La obligación, el deber, la duda aterradora, la facultad, la necedad, la graduación sin esperanza, los números y las leyes siempre ajenos.

El corazón roto, la pistola, el cuchillo que no encontré, el teléfono que sí encontré. La decisión de pisar el suelo.

El compromiso, las diferencias insalvables, la separación, la confusión, la ira. El futuro, la adopción, las ganas de permanecer, de permanecer abrazados tres. La traición, la decepción, lo que no era, lo que nunca fue, la cobardía.

La tristeza avasalladora, la ira, la incontenible ira, la promesa que quise romper... la promesa que se sostuvo, el juramento a mi, las raíces, la fuerza, las ganas, los intentos, los tropiezos y seguir avanzando...

La esperanza...

Cadaver exquisito: Credo...

2 de diciembre de 2015

Está demás decirte que a esta altura
no creo en predicadores ni en generales (1)
ni en tu voz, ni en la mía, ni en las piedras.

No creo en promesas de amor,
ni en la fervorosa tensión de la piel,
ni en tu cuerpo, ni en el deseo, ni en Judas.

No creo mas, pues, ni en las palabras,
ni siquiera en las que se arrojan en panfletos electrónicos
y que la plaza pública te celebra con amistosa condescendencia.

Creo, ahora si, en mis sueños,
en los huéspedes ruidosos de mi cabeza,
mis huéspedes concurren,
concurren como sueños. (2)

(1) Mario Benedetti
(2) Mario Benedetti

No hay cura...

26 de noviembre de 2015

No es posible despegarse así
y sólo quitarse la plasta hedionda del engaño,
amanecer entero y no recordar,
eliminar la sensación en los brazos,
la espalda cobijada con piel,
tus piernas como enredaderas entre las mías,
tus ojos como pinchos dentro de los míos,
tu cabello como lluvia sobre mi almohada,
tus manos como serpientes, buscando mi sexo,
hasta creer que todo es parte de mi.
Tu apetito por el momento, sin intención,
sin esperanza, sin mayor anhelo.

Eso no se cura:
se lava,
se seca,
se cae.

Sombra...

"Vuelves a mi
Porque el asesino
siempre regresa
al lugar del crimen"
Oscar Hahn

Sombra entre las sombras,
escurridiza,
habitas, te instalas en cada quicio,
en cada rincón;
donde no puedo verte,
donde tu presencia engaña,
sutil, esquiva,
estás en cada punto ciego y en ninguno.
Has hecho ruido para hacerte notar.

He pasado la noche en vela,
con el ciempiés de la angustia aguijoneándome la espalda,
volteando a cada punto de oscuridad,
de nuevo,
una y otra vez,
preso del quizá, del miedo, del llanto;
y yo no tengo un amigo que me arrope,
que me mire con la calma de la experiencia,
que me diga cómo combatir a los espantos,
como lo tuvo tu hijo.

¿Qué digo?, ¡claro que lo tengo!

Me tengo a mi,
tengo dos brazos que me rodean,
dos piernas que firmes me llevan y traen,
tengo el ombligo cimentado en terracota
y un cuerpo sólido de convicciones y esperanzas.

Mírame a los ojos, sombra, enfréntame,
Desata el nudo que te mantiene bajo la cama,
quítate la venda de los ojos
para que puedas ver tus sueños, tuyos,
abrázame o márchate
pero sal a la luz.

martes, 19 de enero de 2016

Ejercicio: Encabalgamiento perdido...

Imposible de ignorar lo ponderado,
ponderado a fuerza de zalamería,
zalamería que vanagloria tu artilugio,
artilugio que ilumina tu recuerdo cetrino,
cetrino por la esperanza acéfala;
acéfala intención, podrida herrumbre,
herrumbre de alma y lucidez,
lucidez perdida frente a la jauría,
jauría que miente un dolor tibio,
tibio destello que estridente crascita,
crascita el corazón por la resulta,
resulta de tu aliento perenne,
perenne en mi mente y no en mi almohada.

Oscar J. Orozco

Ejercicio: De la isla...

De la isla conozco el olor, la forma, (1)
el frío húmedo que baña su costa,
el verde que envuelve su cuerpo,
como yo el tuyo, cuando te habitaba.

Conozco el albatros que vuela a tierra,
y el loro que imita mi voz con su garrido,
el grillo que mal se esconde entre chirridos
y la gran bestia de la selva que nadie ha visto,
pero que todos sabemos que acecha en las sombras.

Conozco la calma, el arrullo, del vaivén de las olas,
las mil cosas que la marea arroja a la orilla,
los mensajes en botellas,
las bitácoras de los barcos que no llegaron a puerto.

De la isla, en fin, lo cnozco todo,
como te conocí antes del naufragio,
antes de mi viaje,
antes de mi,
mientras nosotros,
cuando nosotros era uno sólo,
sentado en las bancas del parque, cerca del río.(2)

(        (1)     José Emilio Pacheco
(2)    José Emilio Pacheco

sábado, 31 de octubre de 2015

Declaratoria antifeminista

Mujer que llora: la lastimaron
Hombre que llora: ¡ya supéralo!

Mujer deshonesta: está confundida.
Hombre deshonesto: patán, cabrón.

Mujer que trabaja: es independiente.
Hombre que trabaja: es su obligación.

Mujer que no trabaja: se dedica al hogar.
Hombre que no trabaja: huevón, mantenido.

Mujer que pide ayuda: inteligente.
Hombre que pide ayuda: pusilánime.

Mujer que no se deja ayudar: autosuficiente.
Hombre que no se deja ayudar: macho orgulloso.

Mujer que duda: necesita encontrarse a si misma.
Hombre que duda: inmaduro.

Mujer promiscua: ejerce su libertad sexual.
Hombre promiscuo: mujeriego que ve a las mujeres como objetos.

Mujer que se autoagrede (en cualquier forma): pobrecita, le han hecho mucho daño.
Hombre que se autoagrede (en cualquier forma): loco pendejo, le falta un tornillo, aléjate de el.

Mujer abandonada: no la supieron valorar, no la merecen.
Hombre abandonado: poco hombre, no supo enamorarla y mantenerla a su lado, no la pudo complacer.

Mujer que dice "no": sabe lo que quiere.
Hombre que dice "no": patán, sólo le importa el exterior.

Mujer que no quiere pareja ni hijos: libre.
Hombre que no quiere pareja ni hijos: le teme al compromiso.

Mujer que se compromete: es porque ama.
Hombre que se compromete: es su deber.

Mujer que no tiene tiempo para su familia: trabajadora, está persiguiendo sus sueños.
Hombre que no tiene tiempo para su familia: desobligado, mal padre.

Mujer que ama y lo demuestra: cariñosa.
Hombre que ama y lo demuestra: intenso, ¡me asfixias!, cursi.

Mujer responsable que apoya a su pareja: es una gran mujer.
Hombre responsable que apoya a su pareja: sólo cumple su deber.

Mujer que se impone: empoderada.
Hombre que se impone: déspota.

Mujer que lo entrega todo: mujer que ama.
Hombre que lo entrega todo: mandilón pendejo.

Ahora que escribí todo lo de arriba noté lo increíblemente ridículo que suena, la postura de la víctima en todo su esplendor, y sin embargo he estado escuchando, leyendo, encontrando por todos lados en las redes sociales, este tipo de frases y muchas otras de mayor estupidez, con la diferencia de que todas en sentido inverso, es decir: intercambiando todos los "Mujer" por "Hombre" y viceversa.

Estoy harto, estoy muy harto de estas tonterías, de la imbécil "guerra de los sexos" en la que nos ha metido la sociedad moderna, donde las mujeres se sienten superiores sólo por ser mujeres, donde los hombres tenemos que cargar con la culpa del patriarcado milenario, donde cada sexo justifica a sus iguales y cierra filas, aún sabiendo que el compañero o compañera de partido han hecho una chingadera monumental.

Estoy harto, hoy me libero de esto, soy hombre y orgullosamente puedo decir que nunca he hecho menos a una mujer, que nunca ha habido dolo en mis acciones, que siempre he sido honesto, que nunca he faltado a mis compromisos, que siempre he apoyado a mis parejas con todos mis recursos, con todas mis fuerzas y empeños. Me da un enorme orgullo decir que mi corazón está limpio, que nunca he mentido, que he amado con todo mi ser y, esta vez, me han despreciado y me ha dolido como ninguna otra cosa en mi vida, pero mi consciencia está limpia. Eso es mucho más de lo que pueden decir muchas personas que conozco, hombres y mujeres.

Nadie puede reclamarme infidelidad, nadie puede decirme que he sido violento o que me he propasado, sin embargo, se me ha acusado de muchas cosas por defenderme, porque cuando conviene "a la mujer no se le toca ni con el pétalo de una rosa", porque ellas pobrecitas y nosotros qué cabrones, porque ella tenía derecho a hacer lo que ella quisiera, a comportarse como una arpía cruel y desconsiderada, pero yo no tengo derecho a sentirme dolido, a deprimirme, a sentir que mi mundo se terminó y que me quedé sin futuro porque me engañaron y yo les creí porque quería creer, quería confiar.

Soy hombre y tengo el corazón roto, estoy viviendo el dolor, la ira, la decepción, el desencanto más grandes de mi vida, y me da mucho orgullo decir que estoy triste, que me hicieron polvo y del polvo me estoy levantando, que he pedido ayuda y me he agarrado de todo y todos los que tengo cerca.

Que tuve que humillarme y decirme a mi mismo: no puedes, no tienes los recursos, te dejaste engañar, te pusiste de pechito para que te vieran la cara, te enamoraste de la persona equivocada, de una mala persona... te enamoraste hasta la médula de una mujer que ojalá nunca hubieras conocido.

Me niego a sentirme culpable, me niego a recibir la violencia de las mujeres que hacen lo que quieren y aún así se sienten perseguidas y se creen agredidas porque a mi me cuelga algo entre las piernas y piensan que es para amenazarlas. Estoy harto, estoy muy harto.

Hay mujeres buenas, conozco algunas, habemos hombres buenos, creo firmemente que soy uno de ellos, me esfuerzo para serlo, porque no es fácil enfrentar esta realidad sin malicia, pero quienes hacen chingaderas son también de ambos lados y no hay justificación alguna para ninguno.

Por eso me declaro antifeminista, de la misma forma que me declaré antimachista hace tantos años.