lunes, 24 de agosto de 2009

AAAAAAAAARRRRANCAN...

Iniciemos esto por el mismísimo principio:

La onda de contar algo de mi vida no inició hoy, sino hará cosa de un año que me dí una escapada a tierras canadienses, algunos quizá recuerdan aquellas andanzas. A los pocos días de llegar escribí a mí familia...


Hola hola...

Familia, amigos, hermanos electos... apreciables todos:


Qué onda gente? Nomás les platico que me timaron. Me dijeron que iba a vivir en un treintavo piso y ni es cierto. El edificio no tiene los pisos del 1 al 3 y tampoco el piso 13, así que vivo como en el 26, frente a la playa. Está chida la vista.

Me la quisieron hacer de tos a la entrada, pero les dije que era hijo de Don Liborio y luego luego me dejaron pasar, pa' que vean las influencias del apá. Todo está muy chido pero no sé si aguante vivir acá, me enferma tanto orden y tanta honestidad, ni siquiera tengo que correr pa' cruzar la calle; todos los coches se paran en cuanto legas a la esquina.

Pues nomás ahí avisando que andamos bien, ya tendrán noticias más detalladas y les mandaré fotos o algo.

Este fue el primero de cuatro o cinco correos que envié con noticias y las descripciones que me parecían importantes de contar mientras duraba mi estancia por aquellos nórdicos rumbos. Si bien la transcripción de los mismos está alterada por corregir mis errores de aquel tiempo, creo que la idea se conserva.

Seguiré contando después.

Un abrazo desde alguna parte del ombligo de la Luna.

Oscar Javier.

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